LA LEGIÓN DE LOS INMORTALES … EN MIS LIBROS

Con La legión de los inmortales Massimiliano Colombo hace su incursión en el mercado literario español y deja un poso muy significativo para sus futuras apariciones.

Tomando como protagonista a Lucio Petrosidio, personaje real que aparece en De Bello Galico de Julio César, el autor narra la historia novelada de este personaje que fue el aquilífero (el que portaba el águila) de la Décima Legión. La novela es narrada en dos tiempos, el año 55 a.C y el 35 a.C. En este último período, un hombre, el último de una estirpe de grandes, está en un barco que se dirige a Britania para cumplir la promesa que le hizo a un legionario amigo. En el barco cuenta a Breno, el mercader que le llevará hasta su destino y con el que acabará teniendo una gran complicidad, la historia que le obliga a dirigirse a un país que fue difícil de conquistar y que aún no está del todo pacificado. Año 55 a.C, un grupo de hombres, destinados en la Décima Legión, llevan su amistad hasta los últimos extremos acabando todo en la terrible batalla de Atuatuca donde más de 10.000 romanos, entre legionarios y aquellos que siempre iban siguiendo a un ejército, pierden la vida en una única jornada.

El autor crea una atmósfera tan magnífica que hace que el lector se vea portando el gladio en la batalla o rebuscando agua entre los cadáveres de sus compañeros. Recrea la vida y costumbres del ejército, tanto y tan bien que cuando leemos esta novela no estamos ante una novela de romanos al uso sino ante una novela de muchachos que se veían obligados a permanecer en el ejército durante veinte años y que hacían de la vida militar su vida personal. El autor describe a la perfección a unas personas que no pasaron a la historia, que dejaron sus vidas en un campo de batalla permaneciendo en el olvido, pero que ellos fueron los que hicieron historia con mayúsculas.

Lo mejor de esta novela son sin duda sus personajes. Salvando la distancia de los más de dos mil años que nos separan se nos hacen cercanos. Un grupo de hombres bien perfilados cada uno de ellos y que tienen un gran peso a lo largo de toda la narración. Así mismo las descripciones de la vida diaría, de las costumbres, de los vestidos, las comidas… son fabulosas.

La legión de los inmortales está bien narrada pero tengo que decir que el capítulo en el que se narra la batalla final es magnífico, el autor consigue que sea cercano al lector y que se encuentre inmerso en su lectura. Julio César que estuvo como general en la Galia, acusó de la masacre, aún habiendo sido él mismo el que decidió dividir a su ejercito, a Sabino y a Cota, dos comandantes de igual graduación y a los que puso al frente de la legión destinada a morir.

También encontraremos una historia de amor entre las páginas de esta novela, la historia referente al amor que surge entre el aquilífero y Gwynith, una esclava a la que el protagonista conseguirá salvar y amar.

Esta novela me ha hecho pensar en el número indecente de personas que han muerto, a lo largo de la historia, en el campo de batalla. Personas sin nombres, sin apellidos, sin familia y sin historia que un día dejaron su vida en las guerras y de los que nunca más se ha vuelto a saber. Hoy en día, autores como Massimiliano Colombo, les ponen voz y les devuelven a la vida a través de las letras. Mi más profundo agradecimiento a todos ellos.

Sólo me queda por decir que me ha gustado mucho esta novela que va de menos a más, a mucho más. Se la recomiendo a los amantes de la lectura, a los de la historia, a los de las batallas… en fin, a todos.

Si queréis saber más no dejéis de leer La legión de los inmortales.