27 Dec

EL BÚHO ENTRE LIBROS

Hijos de nadie

«Por su mente corrían las imágenes de una vida que había sido una batalla, un enfrentamiento contra el mundo y contra sí mismo. Estaba habituado a esas imágenes, adiestrado en el dolor, el sufrimiento, avezado a la vista de la sangre y de la muerte, desordenada y repugnante. Todo se había hecho familiar, esencia de su misma existencia». (Página 321)

Esta es la historia de Cayo Emilio Rufo, hijo de un legionario que decide seguir los pasos de su padre, por lo que se alista a la legión. Un personaje del que dice el autor en su nota final:
«¿Quién podría representar mejor que Cayo Emilio Rufo el estereotipo de un soldado puro, heroico, con notable sentido del deber y del honor?» (Página 433)

Con él recorreremos buena parte de la península ibérica en una lucha fratricida entre romanos, que libran en España una cruenta lucha para hacerse con el poder de Roma.
Tiene Centurio la virtud de llevarnos a una época del imperio romano no muy conocida. Además la acción transcurre fundamentalmente en España, donde tienen lugar los enfrentamientos entre tropas romanas en busca del poder. Una lucha entre dos maneras de concebir Roma. Una guerra protagonizada por Sertorio. Una guerra que en principio es una lucha por la libertad, pero que poco a poco va enturbiando sus propósitos iniciales en el confuso devenir de las batallas:
«Antes de esta guerra, éramos un pueblo en condiciones de actuar colectivamente, obedeciendo por libre decisión a unos magistrados electos. Ahora el poder ha sido conquistado por la fuerza y los romanos son esclavos de su propio país, como si fueran una multitud indistinta de bárbaros. ¿Sabes cuál es el remedio de este mal?-No, comandante.-Matar a la tiranía o morir en el intento. Intentaré ofrecerte esta alternativa». (Página 221)

Aunque el protagonista sin duda es Cayo Emilio Rufo, un “mulo”, un novato de la legión que poco a poco se irá endureciendo, la figura histórica que se nos muestra es la de Sertorio, el comandante de las legiones romanas rebeldes
«Él es el nuevo Aníbal, por su modo de gestionar la política y la guerra, por su destreza en atraer la atención para luego golpear en otro lugar, por su perseverancia y su innato sentido de la justicia. ¿Te has preguntado por qué toda esta gente se dirige a África? ¿Qué los empuja a arriesgarlo todo para alcanzar a Quinto Sertorio?» (Página 196)

Y junto a ellos, otro protagonista, la base de todo el libro: las legiones romanas, aquellas que conquistaron el mundo:
«Hijos de nadie, ¿recuerdas, Rufo? Somos nosotros. Somos hermanos en armas. Despreciados por todos, pero unidos entre nosotros. Un vínculo inescindible que ni siquiera el tiempo, ni siquiera los siglos podrán borrar. Sabemos que moriremos en alguna parte y seremos arrojados sobre una pira con una moneda en la boca, si somos afortunados. (…) Yo te veo como el hijo que nunca he tenido, el hermano que siempre he deseado. Somos hijos de nadie, pero aquí hemos encontrado a cien, mil hermanos y estaremos vivos para siempre en su recuerdo» . (Página 338)

Toda la novela nos muestra el día a día de su vida, de su organización. Y sobre todo, nos muestra la realidad para la que fueron creadas: la guerra:
«En la guerra se gana o se muere; nosotros no hemos vencido, pero hemos elegido no morir, por tanto, es justo vivir la derrota y pagar las consecuencias». (Página 41)
Es una novela que nos habla del honor a través de Cayo Emilio Rufo, que parece llevarlo impreso en sus genes, no en vano su padre dio la vida por la legión. Pero es mucho más que eso. También es una historia de amor, de ese primer amor que marca el devenir de toda una vida. Es la historia del pueblo romano, pero también de los pueblos de la península, aliados o enemigos de Roma según fueran las circunstancias.

Una historia narrada por Cayo, pero al mismo tiempo a través del diario personal de un centurión, con breves notas que sirven para ir dando pequeños saltos temporales en la historia y hacerla avanzar más deprisa, situándonos en una nueva acción o campamento. Dos modos de irnos contando la historia que finalmente confluirán para rematar la historia.
IMPRESIÓN PERSONAL

He disfrutado mucho con Centurio, entre otras cosas por presentarnos un episodio de la historia de Roma en la que España es parte fundamental de la misma, pero sobre todo porque, basada en hechos históricos, nos muestra episodios de nuestro pasado que desconocía por completo, tal vez porque en nuestra educación parece como si la historia de Roma, lucha contra Aníbal aparte, comenzara con Julio César.
Una historia en la que nos muestra el día a día de los legionarios, cómo vivían, cómo se formaban, cómo luchaban, sus afanes, su honor, su soledad…
Porque aunque el protagonista sea Cayo Emilio Rufo, no deja de ser una novela coral, con gran cantidad de personajes, algunos históricos, otros inventados (al final del libro viene un índice indicándonos cuáles son históricos y cuáles no) perfectamente trazados para dar vida a una historia que me atrapó, con una mezcla de aventuras, ficción y realismo.

Nada había leído de este autor, pero está claro que voy a tener que retomar alguna de sus anteriores novelas para seguir disfrutando de su buen hacer, casi tan ágil a la hora de escribir como el más “romano” de nuestros escritores: Santiago Posteguillo.

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